Y hoy miraremos al Etihad, con el Madrid una vez más como última esperanza.
Ese club tiene bastante más de un siglo. Yo lo sigo, digamos, desde los sesenta, todavía con Kubala.
Lleva meses desoyendo continuos requerimientos del Liverpool y su proyecto firme es seguir allí.
Eran las figuras previas en las dos eliminatorias estrella de estos cuartos, atraían todas las miradas.
El Barça ganó este primer asalto con un gran partido del que me atrevería a excluir a De Jong.
Haaland ‘sólo’ lleva 30 goles, 12 menos que el curso pasado, de manera que se puede mirar algo más allá.
La presión pudo más a los baleares que a los bilbaínos.
La Cartuja, un estadio creado con la desmesurada pretensión de unos Juegos Olímpicos, necesitaba reformas.
¿Cómo nos mirará Senegal? Pues igual que Brasil por el largo caso de los escraches a Vinicius.
Quizá pretendían descubrirle alguna obstrucción a Mandi, que salió a cortar el tiro.
En esa travesía filibustera ha ido arrojando carne al mar para demorar a los escualos.
El fútbol alimenta nuestra pasión tribal y en algunos puede más la tribu chica que la grande.
El público del Bernabéu se sumó al ambiente desagradable pitando a Morata por atlético.
Nadie más que Brasil jugó todos los mundiales, nadie ganó tantos como ella.
El Barça fabrica prodigios, el Madrid los compra cuando están a punto de salir del microondas.
Este sistema electoral lleva años bloqueado por la malla impenetrable de presidentes de regional.
Mientras lo de Negreira siga impune será difícil que el CTA pueda esperar o demandar respeto.
En Francia es un tema sensible, porque los Juegos son en París.
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