"Hoy cumple setenta y cinco años Alfredo Di Stéfano, el hombre que cambió la historia del fútbol español. Nació en el lejano 1926 en Barracas, en la boca de La Boca, como él suele decir. Eran tiempos duros, en los que veía cómo cada poco desembarcaban allí los españoles, los italianos, los rusos o los polacos que llegaban en busca de una vida que en su tierra se les negaba. Muchos pasaban sus primeras noches en los grandes tubos de uralita con los que se preparaba la magna tarea de reconducir las frecuentes crecidas del Paraná, que inundaban el barrio.

"Sus cuatro abuelos eran europeos. Los cuatro trataron de cultivar en su nueva tierra los usos refinados que habían dejado atrás. De ellos le vino el sentido artístico que tuvo su juego. Su afán de victoria se lo impregnó el férreo espíritu del pionero que le rodeaba por todas partes. Lo mejor de su carrera se lo quedó el Madrid, al que vino con los veintisiete años ya cumplidos para liderar un equipo glorioso que otro grande, Santiago Bernabéu, construyó en torno a él. En el jardín de su casa le hizo un monumento a la pelota, con una sencilla leyenda: “Gracias, Vieja”.

"Se retiró casi cuarentón, después de marcharse enfurruñado del Madrid y jugar dos últimas temporadas en el Español. Pero lo que dejó atrás fue tanto que sirvió para que, hace muy poco, el Madrid haya sido nombrado mejor club del siglo. No explotó su gloria, como ha hecho, por ejemplo, Pelé. No buscó ventajas. Para muchos fue incluso huraño. Pero el peso de su obra le ha hecho ir recogiendo cada vez más reconocimiento. Hoy es Presidente de Honor del Real Madrid y cumple los 75 rodeado de su familia y del cariño y el respeto popular. Felicidades, viejo.