El triste destino del jugador-moneda

El triste destino del jugador-moneda

"Dice un equipo al otro: "Quiero a Fenomenovic. ¿Me lo vendes?" El otro contesta: "Podemos hablar". El primero lanza su oferta: "Cuatro mil millones". El segundo se escandaliza: "¿Estás loco? Por menos de ocho mil no empiezo a hablar y eso porque eres tú, que si es otro..." El primero intenta de nuevo: "Bueno, pues te doy tres mil pero también te doy a Pisabandas, Patadura y Tirafuera, que son muy buenos pero mi entrenador se ha empeñado en que no le valen". El otro se pone duro: "Ni hablar. Si acaso, seis mil más Cacique y Centellita. Y es un regalo".

"Nadie pregunta a Pisabandas, Patadura y Tirafuera si quieren cambiar de equipo y si, caso de querer, el que les conviene es el de Fenomenovic. Tampoco se les pregunta a Cacique y a Centellita. Ellos sólo ven su nombre en el periódico, se sienten humillados, sus padres les preguntan y ellos les responden de mal humor. Sus mujeres o novias les preguntan y ellos se encogen de hombros. Van a su agente, y éste les dice: "Tranquilo, que no hay nada". Pero les miente. Sabe que hay, y además le conviene, porque cuando se muevan, a su gusto o no, a él le quedará un pellizco.

"Es duro, pero es así. Al final habrá acuerdo: cuatro mil más Cacique, Pisabandas y Tirafuera, que a su vez será utilizado por su nuevo club para meterle en la operación de compra de Promesín, una estrella de la Selección Sub-20. Así es cada verano, muchas veces. De repente el joven que rozaba hace poco la gloria se ve convertido en mercancía, sin capacidad para decidir su destino. Un día se lo dan todo hecho y no puede formular ninguna protesta, porque hace tiempo que admitió cobrar parte de su ficha en negro, "y como vayamos a Hacienda te enteras..."