Nunca me ha gustado la ONCE, y supongo que se me ha notado. Siempre percibí en Manolo Saiz, su factótum, un interés exagerado por las facetas menos épicas del ciclismo, y un desdén todavía más exagerado por lo que de más heroico tiene este deporte, por lo que lo hace de verdad especial. He conocido durante muchos años una ONCE que se lucía en todo lo menor: metas volantes, sprints especiales, bonificacioncitas rácanas para mantener el maillot un día más, carreras de una semana, contrarreloj por equipos y, como máximo, la Vuelta a España.

Eso iba acompañado de la elección de corredores de ese perfil, con el añadido de que la figura, el líder, generalmente era traído de fuera, y generalmente para ver si le podía poner la zancadilla al héroe local, Indurain sucesor de Perico en Banesto, el equipo que cultivaba justo lo contrario: un líder para el Tour, un equipo a su medida. Pocas victorias, pero grandes. Poca importancia al ruido menor, pero toda España ante el televisor en julio, para unir su destino al gran favorito. Es verdad que el ciclismo es amplio, pero su cara grande es el Tour.

Ahora Manolo Saiz ha cambiado y yo le aplaudo. Su elección de corredores es otra. La figura nacional, el hombre Tour del momento, es Beloki y está en sus filas. Y está rodeado además de mucho de lo mejor y más aguerrido de nuestros corredores. Por su composición me recuerda al viejo KAS, que mantuvo el orgullo de nuestro ciclismo en una época decadente gracias a su lucha en las grandes cumbres del Tour de Francia. Un equipo con el que identificarse, como esta nueva ONCE de la que espero, por fin, un asalto al Tour en toda la regla.