"Lo malo es lo que había: el Barça de Núñez y Van Gaal. Se convirtió en un nicho desconfiado, cuya doctrina fijaba Van Gaal, ese tipo antipático que nunca comprendió nada ni lo pretendió. Cada semana comía un día con Núñez y se dedicaban a darse la razón el uno al otro y a decirse que todos los demás estaban equivocados. Fue un Barça cargado de holandeses, perdida su identidad, un artificio, un engendro, por más que ganara dos ligas. Aquello acabó con la locura de la retirada caprichosa de la Copa y con los dos personajes fuera, juntos y para siempre.

"Aquello era lo malo. Lo peor es lo de ahora. Antes, y le tomo prestada la imagen a De la Morena, al que se la escuché en El Larguero, Núñez estaba sentado encima de la hucha. Pero ahora se ha ido y todos quieren meter mano en ella. El vodevil de los fichajes resulta escandaloso hasta en un mundo tan tolerante con este tipo de pecados como el del fútbol. Los directivos de la macrojunta de Gaspart se van retirando en número creciente, abochornados, temiendo que lo que antes era un signo de prestigio social, ser directivo del Barça, sea ahora una vergüenza.

"Una vieja gloria del club, Chus Pereda, que se había buscado un enchufillo en la casa, ha volcado la mesa en plena partida porque le han volado delante de las narices una comisión. Los desmentidos del club y sus actitudes en general en torno al asunto, no hacen más que alimentar la sospecha de que existe un saqueo organizado que, tal y como han llegado a pudrirse las cosas, acabará por conocerse en detalle. Lo de Núñez fue un desvarío fatal, pero existía una compostura. Lo de ahora es un espectáculo que hace pensar en la tripulación del barco de La Isla del Tesoro.