Rallys tercermundistas

Rallys tercermundistas

«Sucedió hace dos meses en Jerez de los Caballeros (Badajoz) y sucedió ayer en Belmonte de Tajo (Madrid). Un coche que derrapa, que se sale de la carretera y que arrolla a los espectadores. El coche podía ir a 100 por hora en una curva que se toma normalmente a 40. Es una circunstancia excepcional, permitida porque es una competición. Pero esta circunstancia, como excepcional que es, debe de ir acompañada de otras medidas igualmente extraordinarias que garanticen la seguridad del público. Si esto no se puede, el permiso para la celebración del rally está de más.

«Ayer vimos en el prólogo del Tour que la totalidad de los 8,2 kilómetros del recorrido estaban protegidos a ambos lados por vallas. De esta manera se evita que el público invada la calzada. Por sentido común no lo debía de hacer, pero así se asegura que no lo haga. En los rallys no hay protección que valga contra un coche lanzado a 100 por hora, pero sí manera de impedir que los espectadores se coloquen en los puntos negros. En el Mundial se hace, pero no en las pruebas domésticas. Y ahí está el resultado: dos muertos, un niño grave y una docena de heridos en menos de tres meses.

«Tampoco estamos hablando de cientos de kilómetros a proteger. Los tramos de competición de este tipo de rallys no suelen superar los seis kilómetros, ni totalizar los cuarenta en un día. Y de todos estos, la suma de las zonas donde habría que impedir que se colocara público apenas llegaría a un par de kilómetros. A cambio, además de evitar las tragedias, dejaríamos de dar esta imagen de país tercermundista en el que los espectadores corren peligro de muerte en los rallys, se caen de las gradas en un partido de baloncesto o se desmorona un Palacio por la chispa de un soplete.