Culés: inasequibles al desaliento

Culés: inasequibles al desaliento

Pasó Gaspart su asamblea sin mayores problemas, lo que confirma una vez más que la paciencia del culé es infinita. El saldo de los dos últimos años es una Copa de Catalunya. En doce meses se han producido las salidas de Figo, cuyos 10.000 millones y un pico (de cigüeña) más fueron rápidamente dilapidados, y de Guardiola. Cayó Serra y luego a Gaspart le dieron calabazas media docena de entrenadores antes de que se decidiera a reconfirmar a Rexach. Para más inri, una vieja gloria del club, Pereda, ha hecho denuncias feísimas en las últimas semanas.

Pero Gaspart ha conseguido, con todo y eso, colar un aumento del 15 % en los precios de los abonos. ¿Cómo lo hizo? Algunos señalan que gracias a una oportuna mención la operación de la Ciudad Deportiva del Madrid. Agotados los viejos argumentos de la madriditis (Franco queda cada vez más lejos, y el penalti de Guruceta también), la recalificación conseguida por Florentino es el nuevo argumento de Gaspart. Un argumento débil en un club que tiene más recalificaciones (con Franco de por medio) que copas de Europa, como bien explicó en AS Bernardo Salazar.

Pero no. No es eso. Es simplemente que el Barça es bastante más que todo ese ruido. El Barça es más que Van Gaal y el sarampión holandés que inoculó. (Por cierto, a ver si nos da una explicación sobre lo de De Boer). Es más que los arrebatos de Núñez y los desconciertos de Gaspart. Es más que las denuncias de Pereda y que las idas y venidas de jugadores. Es más que la madriditis con que tendemos a caricaturizarlo. Es un sentimiento que viene de muy lejos y que tiene fuerza para llegar más lejos todavía. Es algo que toca muy dentro y que nunca se abandona.