Jané y 13 campeones

Jané y 13 campeones

La era post Estiarte no ha podido comenzar mejor. Campeones del mundo de waterpolo. El título se une al conseguido en 1998 y al olímpico de 1996. El éxito tiene nombre propio: Joan Jané, técnico de la selección desde 1994. Cogió un gran equipo, lo mejoró, lo elevó al cielo y ahí sigue. Lo está renovando, porque el gran reto es ganar en los próximos Mundiales, que son en Barcelona dentro de dos años, y aprovechando la inercia, vencer al año siguiente en los Juegos Olímpicos. Ya no tiene a Estiarte, pero sí a Rollán. Ha cambiado la táctica y el equipo no ha perdido eficacia.

La cosa no era fácil, porque hablamos de sustituir al mejor jugador del mundo. Con él, no había problemas en el ataque. Cuando se iba a acabar la posesión, se le daba la pelota y marcaba. Ahora que no está, ya no se pueden apurar tanto los lanzamientos. ¿Qué hizo Jané? Pues dar la vuelta a la tortilla. Convirtió a un portero, Rollán, en el jugador más deseado del mundo. La selección pasó de atacar, a defender. Y el resultado sigue siendo el mismo: campeones del mundo. Este triunfo es de Jané, bien lo saben los jugadores después de que les pusiera firmes en el último Europeo.

El Europeo se celebró hace un mes. La natación tiene estas cosas. Europeo en junio y Mundial en julio. Tampoco cabe esperar mucho más de una federación internacional que elige como presidente al representante de un país, Argelia, de nula tradición natatoria. Pues en ese Europeo la selección defraudó. Jané se enfadó. Bien está que jugadores que son campeones mundiales y olímpicos consideren el Europeo una competición menor, pero están obligados a dar la talla. Hicieron propósito de enmienda. Un mes después, los 13 jugadores han cumplido como los campeones que son.