Hace ahora dos años, Lorenzo Sanz cerraba en alta mar el fichaje más caro de la historia del Real Madrid. A cambio de 6.300 millones de pesetas, comisiones incluidas, Nicolas Anelka aterrizaba en el Bernabéu con la aureola de ser el delantero del Siglo XXI. ¡Pues menos mal que era un "supercrack"! La criatura tardó cinco meses en marcar su primer gol, y el magno acontecimiento quedó registrado en el archivo del Partido Contra la Droga, en las vísperas de Nochevieja...

Con Zidane todo es distinto. 'Zidat', denominación de origen del apellido del marsellés, como reveló su tío Zaïd en El País Semanal, es un verdadero número 1. Han bastado 49 minutos defendiendo el escudo blanco para dejar su elegante rúbrica con un gol plagado de pistas seductoras para el prometedor Madrid del Centenario. Controló la pelota con picardía, se giró como un rayo y su pierna derecha soltó un látigo que dio forma a su primer gol.

Anelka nunca fue feliz en Madrid; se refugiaba en el rap y sus amigos afro-franceses. Zidane ya se siente madridista. Lo canta orgulloso a los cuatro vientos y ha declarado que su sueño era retirarse del fútbol con la camiseta del Mejor Club del Siglo XX. Así se empieza a escribir con letras de oro un libro que promete ser un best-seller. Se siente, Anelka. Hay franceses y franceses...