Ya lo avisé yo ayer. No hace falta ser tan catastrofista en competiciones como estas, tan largas, en las que hay que echar las cuentas al final, no cuando apenas se ha encendido la mecha olímpica. ¿Qué quería la gente, 30 medallas al primer día de competición? No, eso no es posible. Hay que tener paciencia y confiar en el trabajo de los nuestros, que ha sido mucho y que al final traerá los resultados que todos queremos. Tanto es así, que sigo pensando que superaremos el número de medallas que obtuvimos en Sydney, Y si no, al tiempo.

No hay que olvidar, además, que España es un país que trabaja fundamentalmente los deportes de equipo. En este país hay cultura de club, de fomentar la unión entre los compañeros, de trabajar todos con una causa común. Eso pasa también en estos Juegos. Waterpolo, hockey, baloncesto o balonmano harán incrementar nuestro medallero ostensiblemente. Y estas disciplinas no se dirimen hasta la segunda semana de competición. Por eso es muy importante mantener la calma y confiar en los nuestros. Saber que ellos son los primeros concienciados en hacer unos buenos Juegos.

Y sin olvidar, naturalmente, las medallas sueltas que aún deben caer. Los Raña, Mengual o Deferr son valores que sobre el papel pueden considerarse seguros. ¿Que luego fallan? Pues es posible, esto es deporte. Pero no crucifiquemos de antemano a un grupo de gente que se ha fijado entre ceja y ceja subir a lo más alto del podio. Así que, sentémonos, y disfrutemos con el gotear de medallas.