Por primera vez desde los Juegos de Atlanta 96, cuando Viciosa y Estévez cayeron en semifinales y dejaron solo a Cacho, el 1.500 español va a tener sólo un representante en una gran final: Estévez. Desde entonces, en los Mundiales de Atenas 97, Sevilla 99, Edmonton 01 y París 03, así como en los Juegos de Sydney 00, metíamos dos finalistas, cuando no los tres. Esta vez toda la presión caerá sobre Estévez. Se encuentra preparado para afrontarla. No tenía una semifinal nada fácil y la superó con solvencia.

Estévez es un atleta al que ya le sobra experiencia. Ha estado en las finales de los cuatro últimos Mundiales y ha sido dos veces bronce. A sus 28 años no está para correr en 3.30, pero la marca, en el 1.500, no deja de ser sólo una referencia. Él llegaba a Atenas con peor marca que Higuero y Fernández, y ya vemos dónde se encuentran éstos. Uno por cabeza loca y otro por inexperto. Estévez ya no es ni una cosa ni la otra, ha cambiado y sigue atesorando una gran calidad. Por eso cuantas sensaciones ofrece son buenas.

Ahora Estévez es un candidato, no para ganar, pero sí para subir al podio. El 1.500 es una carrera táctica en la que la estrategia importa casi tanto como la rapidez y la resistencia. Esto quiere decir que es importantísimo saber cómo colocarse y cuándo reaccionar. En las dos primeras carreras Estévez ha dado una lección de buen hacer. Atletas mejores que él se equivocaron en algún momento de la carrera y ahora están fuera de la final. Él acertó y va a disputar la final. Mañana, a las 22:40 horas, todos atentos.