Esta es la esencia de las carreras

Esta es la esencia de las carreras

Hace 18 años, madre mía que viejo soy, vi en el Jarama la primera carrera de camiones de competición. Entre grandes humaredas negras, aquellos pioneros impresionaron al público, la mayoría relacionado con el sector del transporte. Todavía no se alcanzaban los grandes llenazos. Aquel año estuve junto al puesto de comisarios de la bajada de Bugatti, y aún recuerdo el escalofrío que me producía ver a aquéllos gigantes acercarse con los frenos completamente bloqueados a 150 km/h.

Se fue corriendo la voz y la gente paga para verlos un año tras otro. La razón es que representan la esencia de la competición. Ver carreras por los toques, derrapes y el mero espectáculo. Algo muy distinto a la F-1. Cada quince días asisto al mayor despliegue tecnológico del planeta. El atractivo de ver en vivo los vehículos más prestacionales que existen. Y con los mejores pilotos. Sin embargo, les falta el romanticismo que hace tan atractivas a estas enormes máquinas (ahora prototipos) y sus locos pilotos.

Choques de toneladas en el final de recta

Un ruido estruendoso, grandes cantidades de humo que no dejan ver el show, toneladas derrapando en el final de recta. Es la salida de un gran premio de camiones, uno de los mayores atractivos de las carreras. Los pilotos apenas pueden ver más allá de su luneta delantera. Y es que realmente impresiona ver a estos titanes de la carretera chocándose para entrar en cabeza en la primera curva al final de la recta de salida.