Ronaldo, hazlo por Laurie

Ronaldo, hazlo por Laurie

Si improvisáramos un concurso de Trivial y preguntásemos a los madridistas cuál fue la victoria en el Camp Nou que recuerdan con más emoción le responderán a coro algo así: "Una vez les metimos allí un 1-5, en 1963, con Puskas clavándoles tres goles. Pero el mejor fue aquel partido del moreno. Ese Cunningham los volvió locos...". Todo aconteció el 10 de febrero de 1980. Vujadin Boskov entrenaba ese equipo que luchaba a brazo partido con la Real Sociedad del imbatible Arconada y del ratonero López Ufarte por una Liga en la que el Barça iba de palmero (acabó cuarto en ese campeonato, a 15 puntos de los blancos). En la hora de la táctica, Pirri, un viejo lobo que tenía por entonces 35 años y más galones que el general Custer, se dirigió al inventor de la frase del siglo XX ("Fútbol es fútbol..."). "Míster, no echemos el equipo para atrás. Hay que sorprenderles adelantando las líneas y saliendo al ataque. Así no tendrán respuesta". Lástima que el jugador-doctor-director deportivo ceutí no quisiese sacarse el carnet de entrenador. Lo clavó en plan profético.

El Barça de Asensi, Carrasco y Simonsen casi no se acercó por la portería de García Remón. Ángel, Pirri, Del Bosque y García Hernández crearon un cinturón de seguridad en la medular que dio libre albedrío al talento rebelde de mi irrepetible Juanito, de Charly Santillana y de esa pantera de ébano británica que tiraba los córners con compás. Laurie los deslumbró como si fuese Ronaldinho, el Madrid ganó sobrado (0-2) y el Camp Nou se rindió aplaudiendo por vez primera en mucho tiempo a un jugador vestido de blanco. Cunningham tiene heredero: Ronaldo Nazario. Crack, hazlo en su memoria. Es tu noche.