Madrid sí sabe pasar por el aro

Madrid sí sabe pasar por el aro

Domingo de gloria para los que todavía amamos el baloncesto. Madrid, sí, mi sufrida, cosmopolita, políglota y acogedora Madrid, ha recibido por fin el reconocimiento a tantos años de apoyo y fe (ciega en ocasiones) por un deporte que la marginó de forma incomprensible desde que la ACB convirtió su sede de Barcelona en un califato. Que sepan ustedes que esta humilde capital fue el ejemplar escenario de la fase final del Mundobasket 86. Uno, por entonces un pipiolo de 21 años, vio orgulloso cómo las 12.000 butacas del Palacio de los Deportes se abarrotaban en un Yugoslavia-URSS para la historia (con Sabonis y Valters metiendo triples hasta remontar en 50 segundos una desventaja de nueve puntos ante mi añorado Drazen Petrovic) o cómo el equipo de EE UU con Rony Seikaly y el enano Tyron Bogues (1,59) evidenciaba que el imperio USA empezaba a dar sus primeras muestras de decadencia.

Madrid no tendrá nada que ver con el Europeo de Barcelona 97. Allí faltó ilusión, no se quiso contagiar a los ciudadanos para que se involucrasen y al final padecimos un espectáculo irritante, con el Palau Sant Jordi vacío para acoger los partidos de España. El día que los rusos (Babkov, Mijáilov, Fetissov y compañía) nos apartaron de la lucha por las medallas vi algo tan bochornoso como contemplar que 11.000 localidades no tuvieran dueño. Esa falta de apoyo nos apartó del podio. Y seguro que se pudo hacer más desde los despachos... Por eso Madrid es un acierto. Los que somos del Foro (sin renunciar a mis raíces manchegas) y los miles de inmigrantes que conviven en esta ciudad unirán sus manos para hacer de este Europeo un ejemplo de solidaridad. Bien.