El fútbol castigó al Once Caldas

El fútbol castigó al Once Caldas

Pocas veces he visto tal dominio sin fruto como el del Oporto. Once Caldas, sin Valentierra, es poco más que un equipo bien ordenado, con su portero Henao como estrella y la obsesión por los penaltis por bandera. El Oporto es otra cosa, y lo demostró. Víctor Fernández apostó por un once ofensivo, con una línea de ataque Derlei-McCarthy-Luis Fabiano. Jugó a ganar, tuvo la pelota y con ello el dominio. Lo hizo todo, e incluso por momentos se desordenó atrás y facilitó algún contragolpe colombiano. Hubo fases del partido que no dejaron lugar a dudas, con el Oporto llegando por todos lados. Los portugueses mandaron cuatro balones al poste, convirtieron a Henao en el héroe y a punto estuvieron de quedarse sin la Copa.

Pocas veces un equipo tan superior se ve tan frustrado. Se hizo justicia en una tanda de penaltis en la que Fabbro tuvo el título en el bolsillo para Once Caldas. Pero ganó el Oporto, y más allá del susto de Vitor Baia me vino a la mente la comparación rápida con el campeón de Europa de Mourinho. Este Oporto no tiene a Deco, se desarma mucho más atrás y no creo que viva demasiado en Europa sin Carvalho en el centro de la defensa, pero divierte más. Busca el partido con más ansia, juega más al ataque. Diego no tardará en convertirse en uno de los mejores centrocampistas de Europa, por técnica y personalidad. Ganó el Oporto y se hizo justicia. Casi nunca un equipo sudamericano hizo tan poco honor al fútbol de un continente con muy buen gusto por el juego.