A menos galácticos, más energía

A menos galácticos, más energía

Se supo poco antes del partido: no jugaban ni Beckham ni Roberto Carlos. Dos galácticos en el banquillo. La noticia sonaba en la radios como un trueno. Los sustitutos eran además jugadores de rendimiento no garantizado: el muy novel Javi García y Raúl Bravo, que ya había dado la cantada en San Mamés. Y que anoche volvería a darla en el primer gol, si bien su fallo no vino solo. Cuando llegó ese gol, la cosa olía a hecatombe madridista y a gran noche cántabra. El Racing le metía al partido brío y pierna fuerte y el Madrid reculaba temeroso y desconcertado. Guti no cogía los hilos del partido y Benayoun lucía al frente de los suyos.

Pero con el uno a cero el Madrid se picó. Le pasaría luego, y más aún, con el dos a uno. Reaccionó con energía, se puso el mono de trabajo y acabó por achicar al Racing. A base de esfuerzo en todas las zonas, de exponerse a contraataques, sin el orden ideal, con poca pausa, pero con un derroche de interés que merecía premio. Viendo el partido pensé que con tres galácticos menos es posible una reacción así. Con tres galácticos más no hubiera sido posible. Porque son muy buenos, pero están gastados, vienen de vuelta, buscan la zona en la que luce lo suyo y ya no están para grandes heroísmos. Sólo para producir maravillas esporádicas.

Y en campos así, lo hemos visto en estos años, difícilmente se gana con maravillas esporádicas. Desde luego, no fue el caso de anoche. Anoche ganó el Madrid con balones al segundo palo y remates en la segunda jugada. Y con un grupo entregado al sacrificio solidario. Veo muchas desconfianzas en torno a García Remón y, la verdad, me parecen injustas. Con él este equipo hace el fuera de juego, sofisticación táctica inconcebible hace poco en un grupo así, y lo hace bien. Y se atreve, si vale la palabra, a sentar galácticos. Y los resultados acompañan más de lo que dice Butragueño. Para el barullo que recibió en herencia, puede estar muy satisfecho.