Hay que creer en Owen

Hay que creer en Owen

Reconozco mi inicial escepticismo hacia la figura de Michael Owen. Y debo rectificar con urgencia, al menos parcialmente. El Golden Boy no es un pufo que le metió Rafa Benítez al Real Madrid. No es una figura acabada, que dio lo mejor de sí mismo al Liverpool. Resulta que el chaval tiene balas en la canana. Es un honrado cumplidor de su trabajo, desde la discreción, sin levantar polvareda e incluso con humildad. Se lo he escuchado decir varias veces: "No puedo pedir la titularidad si he sido el último en llegar". Y ahí aparece, en Santander, como en otros sitios, para dejar su golito, para suplir a Ronaldo y no quedar en evidencia. Owen se reivindica en cada tramo de partido que le concede García Remón y es una fenomenal noticia para el madridismo, porque al final de temporada este tipo de jugador de banquillo suele resultar de una aportación determinante.

El inglés asoma la cabeza cada día un poquito más. Por lo visto desempolva miedos y complejos a pasos de gigante apoyado en el mejor manejo del idioma español, lo que facilita su integración y entendimiento con el equipo. En El Sardinero no sólo hizo Owen un gol, sino un interesante repertorio de jugadas que le ponen en el camino de ganarse la confianza de su entrenador, porque García Remón no ha pegado ojo alguna noche buscando la razón deportiva por la que el Madrid fichó al delantero inglés. Ahora toca echar el freno y marcha atrás para dar un margen de credibilidad a Owen. El chico ya acumula méritos para ser, por lo menos, un dignísimo recambio de Ronaldo. Lleva seis goles en Liga y siempre aporta cosas.