Fichajes para estimular la competencia

Llegó Vanderlei Luxemburgo y dijo: "Los derechos de los galácticos terminan donde empiezan los míos". Buena frase pero, según la pronunciaba, Zidane estaba volando hacia Marbella para participar en un festival de tiros libres que organizaban unos amigos suyos. Y en el que, dicho sea de paso, no alcanzó mayor gloria. Vanderlei Luxemburgo es un entrenador avalado por el rigor en su trabajo, por los frecuentes títulos en su carrera y por haberse enfrentado con energía a Romario en su momento, con grave desgaste ante la opinión pública brasileña. Pero, ojo: acabó cediendo con Romario y volviéndole a alinear.

Y aquí no hay un Romario, sino varios, algunos poco amantes del trabajo, otros en decadencia. Les contaré una escena: en los cafés de la comida de Navidad que el club ofreció a las plantillas de fútbol y baloncesto, Ronie se acercó a la mesa presidencial, en la que estaban Florentino, Abelló, Fernández Tapias, Marta Silva, Di Stéfano, García Remón, Maljkovic... Ronie abrazó por detrás a Florentino y le dijo: "Presi, no voy a poder cumplir la promesa de los 35 goles este año". "¿Y eso?" . "Porque el míster dice que si no me entreno mejor no me va a poner, y como yo no pienso entrenar mejor..." Algunos no supieron para dónde mirar.

Se anuncian sesiones de mañana y tarde, como ya quiso hacer Camacho, y no pudo. Aunque hoy sólo hay sesión de tarde y en el resto del mes, con Copa entre semana, tampoco habrá muchas ocasiones. En todo caso, lo que aporte Luxemburgo será provechoso para el club, pero nunca tanto como algunas incorporaciones de urgencia que agiten el ambiente, fortalezcan el medio campo y creen una competencia que ahora mismo está dormida, porque detrás de cada Roberto Carlos hay un Raúl Bravo. Salvo Ronaldo, que tiene detrás a Owen, pero puede permitirse hablar así porque su calidad está realmente por encima de todo.