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Ferrando no debe tocar lo que funciona

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La plaga de los laterales es una bendición para Ferrando. Él no lo sabe e, incluso, parece dispuesto a rechazar el regalo del destino y convertir una caja de bombones en la caja de Pandora, de la que saldrán todos lo males. Por la izquierda, la ausencia de Sergi permite que la banda la formen Antonio López y Gronkjaer y, de rebote, Ibagaza sea titular: más talento, más profundidad y más recursos. Más fútbol, en definitiva. El percance de Aguilera permite que no juegue Aguilera. No quiero cebarme en el capitán, ni mucho menos, pero ya no está para estos trotes y menos como lateral. Siempre atacó mejor que defendió, pero su velocidad le permitía corregir muchos errores. Esa velocidad ha desaparecido y, con ella, el defensa. Si no está Velasco, lo mejor que le puede pasar al Atlético es que juegue Molinero. Ferrando ya no tiene más remedio que ponerle. ¿O sí?

El técnico parece que va a incumplir una de las máximas del sentido común: si algo funciona, tócalo lo menos posible. Pablo y Perea forman la mejor pareja de centrales de lo que va de Liga y han sostenido al Atlético durante sus frecuentes lagunas. Deberían ser, junto a Torres, lo único sagrado del equipo. Sin embargo, Ferrando planea colocar al colombiano como lateral y a García Calvo en el centro. Perfecto. De un solo golpe rompe un dúo que funciona como un reloj, carga a un defensa que lleva meses sin jugar con la responsabilidad de frenar a Ronaldo y cía y coloca a una de sus figuras fuera de sitio. Es difícil estropear más en menos tiempo. Todo por miedo a meter al chaval. Alguien debería contarle a Ferrando que, el año pasado, el Calderón sentenció a Manzano por jugar el derby sin delanteros. La afición no perdona las decisiones cobardes.