Atléticos, ojo que el Imperio contraataca

Atléticos, ojo que el Imperio contraataca

Ya sé, querido Manolete, lo que te dejaron ayer los Reyes Magos en ese calcetín que debió parecerles la bolsa del pan (me ha confesado Melchor que usas un 52). Te han traído un DVD de El Imperio Contraataca. A ti, como a miles de atléticos, se os ha indigestado el Roscón desde la gloriosa tarde del miércoles.

Con el rabillo del ojo mirasteis por televisión a ese equipo que decís odiar pero que es el único que da sentido a vuestras sufridas existencias. Si el Madrid gana, sacáis a la calle el victimismo arbitral que os terminó llevando dos años a las alcantarillas de Segunda (no es un desprecio mío, la idea fue vuestra al sacar de una de ellas al Mono Burgos). Si el Madrid pierde, pagáis tres rondas en el bar a los amiguetes (mejor dicho, las dejáis a deber). Los seis minutos de Luxe del Bernabéu ante la Real os han dejado con el duodeno taponado. Las bravatas de vuestros chicos se han diluido a la misma velocidad que Ronaldo burló a Labaka (todo junto). El Madrid era un león dormido, pero nunca olvidéis quién es el rey de la selva... Los rugidos de Zizou, Becks, Raúl, Ronie, Guti, Helguera o Robertinho se oyeron hasta en las Antípodas. Se ha corrido la voz en el mundo entero y muchos niños se han llevado el mejor regalo de Reyes: "El Madrid ha vuelto". Nos tenéis más miedo que a un nublado porque asumís resignados que el Calderón es para el Madrid como su casita de la sierra. Siempre que acudes allí los fines de semana sabes que la parienta y los niños regresarán felices al hogar. El año pasado os pusimos en vuestro sitio (1-2) en plena crisis galáctica, en la que nos tumbó hasta el Murcia.

Hace dos años mi gordito mágico conquistó el Manzanares liderando una goleada de escándalo (0-4) que nos llevó al título de Liga. Sois nuestros vecinos gruñones, pero simpáticos y entrañables. No sé qué haríamos sin vosotros. Se lo he pedido a los Reyes. Para el año que viene, quiero como regalo un Manolete tamaño Winnie The Pooh. Mi niño se va a poner las botas contigo, majete...