El baloncesto italiano va a probar el vídeo como elemento de ayuda para los árbitros, algo que ya se utiliza en la NBA. No se trata de rearbitrar cada jugada en caso de duda, que para eso ya hay tres árbitros sobre la cancha, sino de decidir con justicia acciones que deciden el resultado de un partido. Ejemplo: un lanzamiento en el momento que suena la bocina. Apreciar en vivo si el balón sale de la mano del jugador décimas antes o después de que desde la mesa se anuncie el término de cada periodo es dificilísimo. La única manera de saberlo es congelando la imagen sobre la impresión del cronómetro cuando se pone a cero y suena la bocina, algo que está al alcance del telespectador, pero no, sin embargo, de los árbitros.

No parece lógico que el telespectador pueda saber si el lanzamiento ha sido fuera de tiempo o no, y el árbitro, en cambio, lo desconozca. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras porque la tecnología decida un resultado. Las foto-finish están a la orden del día en el atletismo, y las salidas nulas se deciden electrónicamente. El vídeo es una buena herramienta en momentos concretos. En Italia éste va a ser el debate de los próximos días. Mientras, en España, desgraciadamente, aún estamos a vueltas con los cupos por confundir el mensaje, pues el tema no es el número de seleccionables, sino la discriminación del jugador español: la ACB obliga a jugar a dos extranjeros, pero no a dos españoles. ¿Este es el marco legal que defiende?