Antes muerto que sencillo...

Antes muerto que sencillo...

Lo conocí en Amsterdam, ese 20 de mayo de 1998 inolvidable. Allí estaba con su capote y su vestido de luces. Cortó dos orejas, las de la Champions. Repitió faena en París 2000 y en Glasgow 2002. Siempre socarrón, atrevido y "blanco hasta en las transfusiones de sangre". Ahora quieren llevar su torrentiana vida al cine. Éxito garantizado. Si Florentino le diese audiencia una vez al mes, le ahorraría muchas 'comeduras de tarro' porque el dueño del Bar Palotoñín aplica una lógica aplastante a sus razonamientos futbolísticos y existenciales. Y eso que los cabezazos que le mete al cencerro para festejar los goles del Madrid te llevan a temer daños colaterales. "Tomás, el día que le metimos seis al Albacete casi acabo en la UVI". Si fuera Luxa, yo metería a Toñín en las charlas del vestuario. Es un gran motivador y por eso ha reunido ya cientos de inscripciones a la Cofradía del Clavo Ardiendo. Por gente como esta merece la pena entregar tu vida a la religión blanca. Nunca caminarán solos. Lo prometo.