Son seis días suficientes para cambiar la dinámica de un equipo cuesta abajo? Pues ésa es la obsesión de José Luis Oltra y, viendo el empeño que le pone, uno cada vez se convence más de que lo va a conseguir, de que va a contagiar a sus hombres de su vitalidad y positivismo y que les va a arrancar las telarañas de la cabeza para que salgan al Carlos Belmonte convencidos de ganar. Ése el primer paso para conseguir la victoria; primero convencerse a uno mismo y luego plasmarlo sobre el césped. No hay fuerza más grande que la interior para que uno consiga alcanzar una meta y en eso trabaja el vestuario que, si se contagia de lo que su técnico está convencido, dejará en nada el poder de los maletines.

Pero no sólo los gestos y las buenas palabras son suficientes. Tan importante como la voluntad es el trabajo acumulado y, en eso, esta semana va a equivaler a tres meses de la aburrida rutina de Schuster. No es una opinión mía, que también. Es el comentario de los futbolistas que entre ellos ya hablan de que si Oltra hubiese estado al frente del equipo desde el mes de enero, el Levante ya estaría salvado hace mucho. Más motivos para el optimismo, ayer hasta se contó con la ayuda divina del capellán de la entidad, aunque con un Papa alemán al frente de la Iglesia no sé si en las alturas habrá sentado bien la destitución de Schuster...