Reclamo mi derecho a ilusionarme

Reclamo mi derecho a ilusionarme

La temporada ha sido vergonzosa, pero reivindico mi derecho a ilusionarme este verano. La plantilla, salvo raras excepciones, se ha ganado a pulso el suspenso e incluso ha existido tomadura de pelo, pero en mis vacaciones seguiré soñando que mi Atleti volverá a resucitar. El Consejo ha perdido el rumbo y la afición está siendo dividida por intereses bastardos. Pero que nadie lo dude, los rojiblancos no bajamos la guardia y proclamamos nuestro derecho a la revancha del año que viene. La gente sigue sin entender que el fútbol se lleva en el corazón, y pese a todos los atropellos que se viven en el Calderón en los últimos años, seguiremos fieles a estos colores. Nadie me va a quitar mis mañanas de verano abriendo el AS y confiando en que la nueva cosecha de futbolistas terminará por entender la importancia y relevancia de jugar en esta entidad centenaria.

Lo peor que se está viviendo en el Atlético es su pérdida de identidad. Nos falta gente que ame un escudo y que debe tomar el ejemplo del Liverpool. Es necesario que la gente de la cantera tenga papel preponderante en el primer equipo. El todopoderoso Toni Muñoz tiene que afrontar el reto de traer un cerebro y un goleador de calidad. Se debe acabar con la etapa de retales que hemos aguantado en los últimos años. Ya son diez años del doblete y es momento de tocar metal. Cerezo y Gil Marín deben analizar la apertura mayoritaria del club a todos los que quieran comprar acciones. El cambio a la Peineta, que es de vital necesidad, se tiene que hacer con luz y taquígrafos y es necesario que la afición se una y se olvide las peleas y protestas en las gradas. Incluso si llega algún mecenas sería bueno el cambio. El Atlético es la ilusión de mucha gente.