Nicolae, un ejemplo para todos

Nicolae, un ejemplo para todos

Aparecí por la Fundación Ferrándiz con la conciencia golpeándome por mi impuntualidad. Bien que me arrepiento. Nicolae, Taib y Lino no copan las portadas ni están en la boca de las tertulias de barra, pero conversar con ellos un par de horas resultó enriquecedor. Sobre todo me fascinó Nicolae Mircha, ese rumano de cuidada melena gitana que desparrama sensibilidad y madridismo desde que tiene uso de razón. Cuando me contó que con 12 años se subía con su padre a los montes de Transilvania para captar con unas antenas rudimentarias la señal de un canal de la vecina Yugoslavia para ver en los felices 80 los partidos del Madrid en la Copa de Europa, casi rompo el protocolo y le subo a hombros. El sentimiento no entiende de fronteras, pero resulta admirable que individuos cuya existencia es un desafío diario compartan tus emociones.

Recomiendo a la Fundación del Real Madrid que reciba en audiencia a gente como este portero rumano enamorado de Buyo (antes) y de Casillas (ahora), o al marroquí Taib, que se fascinó viendo a Florentino hace diez días regalando camisetas e insignias en su tierra natal. El efecto Nicolae demuestra una verdad maravillosa: el Madrid ha sido el mejor embajador de España desde hace cinco décadas. Los galácticos han trasladado ese poder hipnótico a Asia y al Imperio USA (David is big), pero este club fue el primer elemento integrador entre razas y culturas que nada tenían que ver con nuestro mundo. En España, afortunadamente, nos duchamos con agua caliente por la noche y comemos alimentos en perfecto estado de higiene. Esta gente ha logrado que ampliemos nuestras miras y entendamos mejor su realidad. Gracias, hermanos.