Se podía leer en AS el 23 de octubre del año pasado: "El entrenador no sólo está siendo tibio con Andrés Iniesta, quien ya ha dado muestras de estar preparado para jugar en Primera; también está frenando la lógica progresión del pibito Leo Messi. En Argentina, Messi ya sería titular en cualquier equipo, incluso en un grande, porque a falta de millones allá priva el descaro, el ingenio, la improvisación, que son hijos de la necesidad. En el Barça, Messi casi nunca juega ni de suplente. Sobran lesiones y, sobre todo, falta valentía".

La hemeroteca está a disposición de quienes carecen de memoria y es bueno recurrir a ella para buscar referencias, mojones que en su día sirvieron para marcar el camino. El entrenador al que hacía referencia el fragmento reproducido es, claro, Frank Rijkaard, elegido en una encuesta nacional mejor técnico de la temporada en Primera. Rijkaard es un tipo encantador, tranquilo, sencillo, desactivador de conflictos con su habitual aire despistado, pero dista mucho de ser un formador de futbolistas. Y, por desgracia, son poquísimos los entrenadores que se ajustan al perfil docente, didáctico, capaz de manejar material sensible (juventud, talento) y jugársela con un chico sin experiencia. ¿Jugará Messi en Segunda B con el filial? ¿Lo cederán a otro club de Primera? No se pierdan el próximo episodio.