A la carrera: el otro movimiento olímpico

A la carrera: el otro movimiento olímpico

Una carrera hacia la izquierda que aparece el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Para, respira, apunta no te despistes, sigue corriendo, que por el otro lado ya se va el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón. Va a ofrecer una rueda de prensa, aunque en el hotel de al lado está preparada la presencia del francés Jacques Chirac Tony Blair ya se ha ido a la reunión del G-8 en Escocia después de estar dos días por aquí de relaciones públicas, con lo cual no hay que perseguirle, aunque David Beckham tiene gancho y seguro que dice algo que también tendré que recoger

Comparecencia oficial de Madrid 2012 con Raúl (Laúl por estas latitudes) en el hotel Raffles, que no es lo mismo que el Raffles Plaza. Éste forma parte del Raffles Convention Center y es anejo al Swissotel, que es donde tardaron en dar las acreditaciones. La prensa española está en el Fullerton, que está pegadito al hotel de la delegación de Nueva York, donde por la mañana habló la senadora Hillary Clinton

Y todo el otro movimiento olímpico a la carrera, arco de seguridad tras arco de seguridad, colgados de una acreditación que asegura que eres tú, pendientes de un móvil que de repente te habla en un lenguaje muy extraño y con la oración siempre a punto para que un pequeño rectángulo negro llamado portátil no se quede colgado en el momento justo en el que tienes que enviar la crónica que espera en Madrid. Lo de Murphy, vaya, que siempre se cumple.

Menos mal que todo llega, incluso la noche que es mediodía en España, y todo parece pararse. Pliegas el portátil, desconectas enésimos enchufes y te despides de tu nuevo amigo francés, el que ha estado 12 horas a tu izquierda maldiciendo a su técnico de sistemas, y del malayo con ordenador indescifrable que te ha acompañado a la derecha. Después de todo, Singapur, la ciudad, existe. Y, qué demonios, esto merece la pena.