El portavoz que faltó en M 2012

El portavoz que faltó en M 2012

Si Villar hubiera sido elegido portavoz de la candidatura de Madrid 2012 seguro que a estas horas seríamos nosotros los que hubiésemos coseguidos los Juegos. Su don de palabra habría superado al mismísimo Sebastian Coe y habría convencido con su gracejo habitual a los miembros del CIO. Ayer lo demostró claramente. Se presentó a una asamblea para aprobar las cuentas y, pese a que la oposición le solicitó en reiteradas ocasiones que les entregase la auditoría del CSD, éste, pese a reconocer que la tenía, se negó a entregarla y encima sacó adelante los números. Una lástima que Gallardón haya desperdiciado tanto talento. Pero ayer no se conformó con sus dotes de convicción. Envalentonado por las adversidades, o tal vez inconsciente de las consecuencias que le pueden deparar, cambio la torpeza de su lenguaje por un tono hiriente y vociferante con los asistentes a la asamblea que no respaldaban su actuación. Es difícil entender que esta actuación, por muy seguro que se sintiera al verse jugar en casa, fuera premeditada. Todo apunta a que se trata de un serio aviso de su subsconsciente que le avisa de que la caída está próxima y le empuja a una deshonrosa huida hacia delante.

Lo que no tiene desperdicio es el respaldo de sus fieles, unos asambleístas que aprueban unos resultados económicos sabiendo que su presidente se guarda en el bolsillo un informe auditor que en la propia junta directiva del día anterior fue considerado como demoledor. ¿Se trata acaso de una muestra ciega de fidelidad? Alguien le debería decir a Villar que esto no es así, que los que ayer votaron a su favor lo hicieron con la única intención de utilizarle para perpetuarse en el sistema, pero que le dejarán tirado a las primeras de cambio cuando empiecen a tener dudas razonables de que su apoyo les puede costar el poder. Lo malo es que Villar sólo es consciente de ello en su subsconsciente.