La FIFA o el miedo al progreso

La FIFA o el miedo al progreso

Imagino la foto de Virginia, que ha recorrido el mundo de Canadá a China, sin peajes y rompiendo barreras, postrada en algún despacho de la FIFA ante la incredulidad de un montón de cabezas ligeras incapaces de asimilar la nueva realidad de la mujer en el deporte. En esas andan pidiendo explicaciones. Argumentan que permitirles jugar con hombres provocará una reacción a la inversa que adulteraría el fútbol femenino. Zafios raciocinios que se nutren de la ignorancia, pues en España existe el Fútbol femenino y el Fútbol 11, según dicta el reglamento. En el primero, sólo pueden habitar las mujeres. El segundo no tiene apellidos: juegan todos. ¿O piensan ahora cambiarnos la regulación?

Paradójicamente, la FIFA, que es incapaz de citar qué artículo corrompe la Andaluza, sí concibe que las niñas hasta la categoría de cadetes puedan jugar con chicos. Parece que el límite está en el momento en el que les llega el periodo. Justo ahí, le ponen fronteras al deporte. Por ahí no pasan. Ya es bastante con que los inmigrantes y los menores se sientan tan amparados por la Andaluza en sus pioneros proyectos. ¿Ideas para el progreso? ¿Por qué cambiar? Con lo bien que está Blatter en su sillón.