Aprender de los errores

Aprender de los errores

La revelación del miembro israelí del COI ha venido a confirmar lo que ya era algo conocido pero nunca demostrado. El griego Nikolaou se equivocó de botón a la hora de votar. Eso nos contaban, mas no dejaba de ser un acto de fe, porque en una votación secreta nadie puede estar seguro de nada. Pero esta vez sabemos que la equivocación fue cierta, que ese error impidió el empate y vaya usted a saber qué. Madrid, es decir, el alcalde, se lo ha tomado con deportividad; no tanto la oposición de IU, que habla de abrir investigaciones. Ya son ganas de marear la perdiz. ¿Qué investigación cuando ya se conoce toda la verdad? ¿Qué investigación si el resultado es inapelable? El griego se equivocó y punto. Esto forma parte de las reglas del juego.

Por eso que forman, Gallardón tomó buena nota de la experiencia vivida en Singapur. Estaba aleccionado sobre lo que se iba a encontrar, pero aún así no dejó de sorprenderse de las cosas que vio. "Ni Blair, ni Zapatero, allí la sede la decidieron únicamente cien personas cuya intención de voto podía ser conocida, pero que a la hora de apretar el botón nadie sabe cual fue su opción", suele repetir el alcalde en sus círculos más próximos. Si hay una siguiente vez no quiere errores, quiere jugar con mucho margen. Así, si los hubiere, no afectarían al resultado final. Va a jugar tan fuerte que sólo presentará de nuevo la candidatura si está seguro de ganar. El triunfo no se puede garantizar, pero sí al menos comprometer a quienes lo deciden.