El fútbol necesita al mejor Capi

El fútbol necesita al mejor Capi

Jesús Capitán, Capi para los anales, vuelve a sentirse futbolista, pero le está costando mucho trabajo recuperar el carro de un añejo esplendor que, incluso, le abrió de par en par la puerta principal de la Selección Española. Sinceramente, me alegré por él tras su gol. No marcaba desde un lejano 6 de diciembre de 2003, día en que el Betis, con un Joaquín imperial, goleó a la Real Sociedad en Anoeta por 0-4. Curiosamente, los tiempos de bonanza verdiblanca para Víctor Fernández iniciaban un implacable crepúsculo. Pero las lesiones empezaron a cebarse con el de Camas. Primero la cadera, después el talón de Aquiles pero, sobre todo, apurar porque su equipo le necesitaba, en lugar de descansar terminaron por condenarle a estar toda la temporada pasada de baja.

Las tribulaciones de Capi no concluyeron cuando por fin pudo regresar a un terreno de juego. Acostumbrado a buscar el gol y a apoyar a los compañeros más adelantados en aras de conseguirlo y con un fino estilo de juego, no exento de calidad, vio como el devenir de los acontecimientos y las necesidades de su equipo pusieron a Serra Ferrer en la tesitura de comentar, apenas hace unos días que "le veo como mediocentro". ¡Quien lo iba a decir! Por eso anoche, cuando marcó ese gol, seguro que pensó en muchas cosas. El aplauso, muy cariñoso, tributado por el estadio Ruiz de Lopera, no fue casualidad. Capi es uno de los jugadores más queridos de la plantilla y una de las mejores personas que, hoy por hoy uno ha conocido dentro y fuera de los estadios.