¡Que alguien pare el tiovivo!

¡Que alguien pare el tiovivo!

Hartazgo. Porque una cosa es vitaminarse con dosis contraproducentes de cinismo y otra muy distinta el pretender trasladar la vergüenza a los demás. El sainete que viene representando el colectivo arbitral y sus dirigentes durante las últimas semanas, ni siquiera mi admirado Woody Allen intentaría plasmarlo en media cuartilla. Obsesivo con los pliegues de la psique, no malgastaría un segundo en intentar bucear en el comportamiento de Sánchez Arminio y sus dóciles acólitos. Quizás porque nada tiene que ver con lo psicológico y sí mucho con la piel del elefante. Mala cosa cuando el juez se convierte en payaso.

El circo sobre el atraso del pago de los honorarios y la amenaza de huelga es un insulto a la inteligencia del respetable. Salpicados por las maneras del trilero, han pretendido vender casi un drama familiar. "Cada semana aguantamos insultos y abucheos y encima no cobramos". ¿Vocación?; ¿amateurs? Toma tu cruz y relájate, muchacho. Y, sobretodo, aprende. Los culpables están dentro. Conocedora de su maleabilidad, la Federación les ha montado en un tiovivo enloquecido y ellos únicamente se quejan del olor que desprende la churrería. Hace mucho tiempo que Villar puso en marcha los caballitos y arrancó el freno. Que alguien pare el carrusel. Iniciar la próxima temporada con los mismos artistas es jugarse el futuro a los dados.