Almunia, tú jugaste la final

Almunia, tú jugaste la final

Hace poco más de un año, Manu Almunia le paró dos penalties al Sheffield Wednesday en la que fue, hasta ayer, su gran noche. Había jugado ya en el resto de competiciones pero necesitaba una actuación así. Aquel día de marzo del año pasado, Almunia detuvo las dos penas máximas en la tanda que decidió el pase a la siguiente ronda de Copa, pero antes había salvado al equipo, en el minuto 87, con una de esas manos imposibles en las que se especializa el navarro, un poco como la que le puso a Etoo en la primera parte y la que casi toca el balón en el primer gol. Después de aquello, le quitó la titularidad a Lehmann y desde el mismo día en que Wenger decidió probar la personalidad del español y poner las pilas al alemán, Lehmann dejó de hablarse con Almunia.

Se cruzaban en el vestuario y ni se daban la mano. El alemán llamó a su seleccionador, Jurgenn Klinsmann, para que presionara a Wenger, cosa que hizo porque le tenía como el mejor guardameta germano. La presión surgió efecto: le comió la moral al español y Almunia acabó en el banquillo. Manu, unos días antes de la final de la Liga de Campeones, no pudo contenerse más. Le contó a la prensa española que el tal Lehmann es un sinvergüenza, que lo que le ha hecho a él no se le debe hacer a un compañero. Primera lección, un futbolista no puede no imaginarse lo que puede venir. Segunda: el fútbol te suele dar tanto como te quita. Tenía que ganar el Barça porque estaba casi escrito. Pero tú jugaste la final de la Champions.