Manzano: el ambiente es otro y se nota

Manzano: el ambiente es otro y se nota

Hace dos años Manzano hizo en este periódico un estremecedor relato (cinco días consecutivos, cuatro páginas cada día) sobre cómo se dopan los ciclistas. Fue, en términos estrictos, la denuncia de un arrepentido. Él mismo se había dopado y así lo explicaba, y su testimonio era un grito de alarma sobre la situación de un deporte secuestrado por una cuadrilla de médicos y directores de equipo desaprensivos. Aquel testimonio produjo reacciones desiguales. Muchas, en su contra. Entre sus propios compañeros, entre algunos de mis colegas de prensa. Ayer vimos que afortunadamente el ambiente es otro.

El ambiente es otro porque acaba de haber una redada que ha puesto en evidencia a Eufemiano Fuentes, a Manolo Saiz, al segundo director deportivo del Comunitat Valenciana y a algunos más. El ambiente es otro porque Jaime Lissavetzky tiene en el horno una ley que homologará a España como país alineado en la lucha antidopaje, cosa que manifiestamente no era hasta ahora. El ambiente es otro y se nota. Manzano es tratado ahora con el respeto que se merece, y no ridiculizado como un tarambana resentido, que fue la imagen que en el momento de su denuncia muchos proyectaron de él.

Dijo: "Eufemiano cobraba 36.000 euros a uno que ya no está entre nosotros, y que era mi amigo". Todos entendimos la alusión a Chava Jiménez, que tan mal acabó. De eso se trata: de luchar contra eso. De romper un círculo que condena a los ciclistas a doparse no ya para ganar, sino para competir. Que les hace iguales en la trampa sin trampa, en el envilecimiento, en el progresivo envenenamiento. Y que hace ricos a esos médicos y a esos directores de equipo que no se envenenan y que tienen secuestrado a un pelotón del que ya huyen las marcas comerciales. La última, Liberty Seguros.