Excusas, excusas, excusas...

Excusas, excusas, excusas...

Compartí dos horas de charla con Eufemiano Fuentes en El Larguero. Sus argumentos me sonaron a las repetidas excusas del ciclismo para justificarse cuando a uno le pillan con el carrito del helado. Solo introdujo una nueva. Conserva las bolsas de sangre de los corredores porque practican una actividad de riesgo y algún día podrían necesitarla. Puso el ejemplo de los toreros, cuya sangre, dijo, la tienen depositada y congelada. Pues esto no es verdad. Los toreros no conocen, ni de oídas, que alguien tome tales precauciones ni cuando torea en pueblos. Y ellos sí que la necesitarían. El riesgo de morir desangrados es mayor que el de los ciclistas, aunque entre éstos haya más víctimas. Pero a consecuencia de golpes, no de hemorragias.

Excusas, excusas, excusas... El miércoles me llamó un médico que no está conforme con mis opiniones. Trató de convencerme de que, por lo que a él respecta, a las grandes vueltas viajaba con su maletín lleno de fármacos, entre los que se incluían fármacos con extracto de vacuno, por si alguien del equipo enfermaba. "¿Quién no le asegura a usted que un mecánico diabético del equipo pueda sufrir una crisis?", me decía. Cierto, pero las grandes vueltas cuentan con servicios médicos propios que disponen incluso de helicópteros para evacuaciones urgentes, y además las carreras no se disputan en países tercermundistas precisamente. Lo siento. Soy un descreído por tantos abusos cometidos y mentiras escuchadas.