Con el acuerdo de anoche, Arsenal y Real Madrid han resuelto dos situaciones problemáticas. Por un lado, Baptista impedía otras operaciones y no era del agrado de Capello; por otro, Wenger se había hartado del culebrón Reyes y reconoció que era incapaz de reconducir la situación. Se ha visto que el Madrid necesita de último pase y el Arsenal de músculo. Y de ahí, el cambio de cromos.

David Dean negó todo el verano que el Arsenal quisiera a Baptista, cuando la verdad era otra, porque tenía la impresión de que el Madrid iba a volver a por Reyes a última hora. Ayer agradeció la oferta del Atlético, que fue insuficiente porque el modo de pago no contentaba al club inglés. Dean insistió en que su comportamiento había sido caballeresco y que era un placer tratar con clubes así. Pero la idea de llevarse a Baptista a cambio de un jugador que no quería volver al Arsenal pareció más apetecible: el dinero del Atlético no hubiera servido de mucho porque a buenas horas, mangas verdes, que se dice