Ruud, el cowboy de la zona mixta

Ruud, el cowboy de la zona mixta

Ruud lleva un par de meses despistado. Sin embargo, tal es su profesionalidad que al escucharle parece que haya aterrizado en el club hace años. Se mueve como si él hubiera diseñado la zona mixta del Bernabéu. Nada que ver, por cierto, con el pobre Becks que, tras su primer partido en el estadio madridista, llegó a perderse por sus pasillos. Ahora es el inglés el que le avisa de dónde están las puertas B y los atajos, pero Ruud parece tenerlo todo controlado: tiene, tanto dentro como fuera del campo, la mirada de un lince y la seguridad de un león. Se mueve cómo si supiera lo próximo que va a pasar, de dónde va a venir el próximo pase, cómo tratar a los periodistas de Valdebebas. Pero es todo apariencia: en realidad su mundo ha dado un vuelco definitivo.

Desde febrero era consciente de que no podía seguir al lado de Ferguson, pero incluso durante el verano, descentrado en el Mundial, no sabía exactamente qué hacer. De hecho, sospechó incluso una vuelta de tuerca y la reconciliación con el preparador escocés. Sin embargo, al final, se fue de Old Trafford sin decir adiós al hombre al que le debe más que a nadie: un poco como Beckham. Luego, en menos de un mes, ha cambiado de casa, de camiseta y su mujer está a punto de dar a luz. Puro estrés. Con un caminar a lo John Wayne, pero con una sonrisa más habitual de la que tenía en Manchester, a Ruud ni se le nota. Esa supuesta frialdad, esa apariencia, es la que le va a dar muchos puntos al Madrid.