Presión, depresión y evasión

Presión, depresión y evasión

Flipados por el A por ellos!!, los jugadores de la Selección española de fútbol llegaron a Alemania a disputar un Mundial inalcanzable. El humo del fenomenal porro que liaron los responsables de tropecientos departamentos de marketing cegó muchos ojos y, por un instante, atrajo a la voluble suerte. Los imponderables obligaron al seleccionador a dar con la tecla buena y presentar en el estreno una alineación inédita en sus dos años de mando. Quizás un buen jamón, pero a medio curar. Tiempo, hubo. El sopapo que propinó Francia disipó el colocón y aflojó el pulsador de un tierno ensayo. A casa. El pasado miércoles Irlanda del Norte dificultó más la disputa de la Eurocopa.

Reemplazar o no a Luis. Vale. Entiendo que existe cierta unanimidad en que del grupo de jugadores seleccionados a lo sumo se podrían introducir un par o tres de cambios. Es lo que hay. Y cabalmente ningún internacional figuraría en una lista de los diez mejores jugadores europeos. Hay calidad, sí. Tanta como ausencia de proyecto y estructuras para llevarlo a cabo. Cada partido es una moneda al aire. Seleccionador y jugadores son la punta del iceberg. Hace años que el sentido común se evadió de la Federación. Y a su estela, la vergüenza. Todo lo demás, tiritas para la hemorragia.