Un campeón de bocata de jamón

Un campeón de bocata de jamón

Antes de nada, quiero felicitar a Álvaro Bautista, y a toda su escudería, por su flamante y más que merecido título mundial de 125cc. Parece mentira cómo de ser casi un piloto desahuciado el pasado año, ha pasado a ser campeón del mundo en cuestión de meses. Su logro vuelve a demostrar, una vez más, que la perseverancia, la fe en uno mismo y el trabajo siempre dan rédito. El triunfo de Bautista refrenda, afortunadamente, que en el deporte de la moto todavía hay espacio para los que no tienen detrás un gran patrocinador dispuesto a poner sobre la mesa lo que haga falta para llegar a lo más alto, para los que no son modelados en centros de alto rendimiento o para los que están arropados por una gran estructura. Álvaro Bautista no es un campeón de barrita energética sino de, permítanme la expresión, bocata de jamón. Una nueva figura de las de carne y hueso y una sonrisa perenne en los labios.

El motociclismo español sigue en una racha increíble. Bautista ganó el pasado domingo, pero es que el que viene, más que probablemente, celebraremos dos nuevos títulos mundiales de otras especialidades: el de Iván Cervantes, en enduro, y el de Adam Raga, en trial. Y, si todo va según el guión previsto, no mucho después llegará el de Jorge Lorenzo en el cuarto de litro. ¿Y Dani Pedrosa? Pues siendo sinceros, ya lo tiene muy complicado. Yo era de los convencidos de que acabaría conquistando la corona en su primer año en MotoGP, pero el fiasco de Australia no estaba ni en mis previsiones, y seguro que tampoco en las suyas. Una auténtica pena, sin duda. Pero tampoco tiremos la toalla antes de tiempo, aprendamos de la lección que ha dado Álvaro Bautista. Tuvo muchas razones para abandonar, para dejar las carreras, pero perseveró y peleó por su sueño El resultado está ahí.