Hace una semana se cumplieron 201 años de la Batalla de Trafalgar y a los ingleses se les sigue hinchando el pecho pensando en aquello. Total, por haber derrotado a los españoles, y es que en las islas no les caemos nada bien. Eso explica por qué ahora atacan a Benítez porque su equipo ande descolgado en la Premier, pese a seguir vivo en las dos copas y líder en su grupo de Champions. Los éxitos del madrileño les habían tapado la boca y han esperado al menor síntoma de flaqueza para descargar su ira. Antes fue Reina, otro español, el blanco de las críticas, pero nadie habla del bajón de Carragher o Gerrard, ingleses ambos of course.

Las críticas parten de Londres, pues también hay guerra mediática y en la capital les repatea que los obreros de Liverpool les mojen la oreja. Allí andan con el colmillo retorcido desde que Benítez aterrizó en Anfield y les dio sopas con ondas, por eso su Prensa se ha agarrado al típico dirigente bobo para intentar abrir una crisis que no es tal. En Liverpool adoran a Benítez y por eso la hinchada local pidió ayer la cabeza del directivo y el resto del Consejo se apresuró a llamar a Rafa para pedirle perdón. Todos valoran que con la mitad de medios le plante cara a los colosos de la Premier (cuatro títulos y seis finales) o que no se fuera al Madrid o al Inter. Así que, lejos de restarle crédito, lo sucedido ha reforzado aún más al español.