Tiene su gracia eso de jugar en Old Trafford y no salir mal parado: en estos encuentros se escriben leyendas si alguien tiene la noche acertada. España jugó con estilo en tan simbólico escenario. Faltaron más goles, más ocasiones, un poco más de intensidad y tal pero, por ejemplo, Xavi volvió a llevarse la admiración de los centrocampistas ingleses. Desde el Bernabéu, Gerrard está enamorado de él. Le llama 'Xavi de Barcelona', no por diferenciarlo de su compañero Xabi Alonso, sino porque le ha nombrado rey del centrocampismo europeo. Es como decir 'Isabel II de Inglaterra', pero en fútbol.

A Villa se le conoce porque se le ve mucho por TV, pero igual el público inglés no sabía que el hombre trabajaba tanto. Iniesta tampoco es un secreto por estas tierras y se disfrutó de su gol. Puyol le sacó balones de cabeza a Crouch. Se hicieron bromas sobre la mala suerte de Morientes en tierras inglesas, pero se le sigue respetando. Y se echó en falta más de Torres, al que por aquí se considera la gran estrella de nuestro fútbol. ¿Los ingleses? Se sabía que era el peor once de la historia reciente de los pross. Si no fuera por Gerrard y Lampard, lo que hicieron fue de verdad olvidable.