Nadie une al Madrid como el Bayern

Nadie une al Madrid como el Bayern

A vuelta de página encontrarán a Augenthaler poniéndole los cuernos al Fondo Sur del Bernabéu hace veinte años. Eso es el Bayern, el rostro del diablo para el Madrid, el adversario que más ha sacado de sus casillas a la afición blanca en las últimas tres décadas, una larguísima crónica de sucesos resumida con dificultad en estas dos páginas. El primer encontronazo, hace 31 años, hizo célebre al Loco del Bernabéu, que le soltó un mamporro al colegiado Linemayer antes de que Hoeness y Maier le devolvieran el cachete con intereses sobre el mismo césped. En la vuelta, con derrota y eliminación del Madrid, jugó Amancio su último partido de Copa de Europa. Fue la peor despedida posible: el galés Clive Thomas le mostró la tarjeta roja. En aquel estadio Olímpico le metieron nueve a García Remón (6) y Agustín (3) una tarde de agosto, le pisó la cabeza Juanito a Matthäus, hizo un gilipenalti célebre Mino, le pitaron otro a Buyo tras ganarle limpiamente un mano a mano a Wohlfahrt... Y aquí en Madrid Maier le rompió la nariz a Roberto Martínez, el Bayern se retiró de un trofeo Bernabéu y Kahn le marcó con los dedos a la grada los cuatro goles que su equipo le hizo a un Madrid que luego ganaría la Champions.

El Bayern tiene dos ventajas: es el único octavofinalista con peor pinta que el Madrid y, además, la antipatía que genera es el mejor factor de cohesión posible. Nadie salvo el Bayern es capaz de evitar otro ataque de furia del estadio contra Robinho, Emerson y los que están en lista de espera. Hasta Capello puede salir de ésta si tumba a los alemanes. Y eso es milagroso viendo cómo juega el equipo.