El hombre que despejó dos veces

El hombre que despejó dos veces

Cuando Olivella le contó a Helenio Herrera que había perdido momentáneamente la dicción y luego veía doble, en lugar de sacarlo del campo, el entonces excéntrico entrenador azulgrana le espetó: "Mejor, así despejas dos veces". La lesión del entonces lateral derecho del Barça era seria, y le obligó a estar mucho tiempo fuera de juego. Había consolidado una buena fama de lateral seguro, formando parte de ese cuarteto que para los que nos hicimos del Barcelona viéndolo jugar resulta inolvidable: Ramallets, Olivella, Rodri y Gracia. Mientras Olivella se recuperaba de su grave lesión en el Barça sucedieron cosas, y por ejemplo el equipo fichó a uno de los mejores centrales de entonces, Jesús Garay, cuya presencia iba a trastocar la tradición de ese cuarteto.

Olivella regresó al equipo y nos dio a todos una sorpresa que quizá él también se llevó. Ocupado su puesto, y con Garay desplazado del centro de la zaga (se convirtió en un excelente medio volante), a Olivella sólo le quedaba ser defensa central. Asumió ese lugar en el campo con una autoridad que le catapultó a la Selección nacional. En ese puesto fue uno de los futbolistas más seguros que se recuerdan; tenía capacidad para avanzar y para retroceder, y mantuvo intacta su facultad para despejar por alto. Un despeje suyo valía lo que dos o tres despejes de sus contrincantes o de sus compañeros. Helenio Herrera le incitó a que despejara dos veces. Lo cierto es que, como futbolista, tuvo dos vidas.