Reconozco que me ilusiona que Ducati gane, por lo de romántico y casi artesanal que tiene la marca. Pero también confieso que su insultante superioridad me deja algo frío, no es bueno que una victoria se cimiente sobre una ventaja mecánica tan descarada. Por ejemplo, el triunfo de Stoner en China resultó menos emocionante que el coraje de Rossi por evitarlo, porque nadie otorga valor al hecho de acelerar a tope en una recta para adelantar a un rival. Todo lo contrario que la lección de valentía y pundonor que dio Valentino en cada frenada, con errores incluidos que pudieron costarle hasta el podio. Por todo ello, espero que las otras marcas implicadas en MotoGP sean capaces de reducir diferencias, ya que de lo contrario el campeonato puede verse devaluado.

Y por lo que nos toca a los españoles, confío especialmente en la reacción de Honda. Pedrosa está ya a 37 puntos del liderato, un abismo cuando ese déficit se ha producido en sólo cuatro grandes premios. El gigante japonés tiene capacidad para casi todo y el orgullo nipón debe estar dolido ante la permanente humillación de una pequeña marca de la Vieja Europa. Si en HRC se ponen manos a la obra (y ya lo están) son capaces de darle la vuelta a su RC212V y neutralizar sus carencias... pero hay que esperar que no sea demasiado tarde. Al ritmo actual (perdiendo casi diez puntos por carrera), Dani puede verse pronto apeado definitivamente de la lucha por el título. Y eso sería un varapalo no sólo para él, sino también para el motociclismo español. Ojalá no ocurra...