Iñaki Muñoz y David López son dos tipos que merecen la pena. Han llegado con diferentes papeles al equipo, pero su objetivo es el mismo, impulsar su carrera y demostrar al Athletic que la apuesta por traerles merecía la pena. A nadie se le escapa la idea de que el riojano es un futbolista con enormes posibilidades técnicas y físicas. Desborda por ambos perfiles, centra bien en carrera y a balón parado, y tiene tranco de velocista. Muñoz es un especialista. Cansado de la etiqueta de complemento en Osasuna, donde hace un par de campañas firmó su mejor año, busca medirse ante una afición con la que parte de cero. Puede aportar serenidad y oficio en una zona del campo en la que el Athletic arrastra una merma importante. También disparo a distancia con ambas piernas. Todo esto vendrá de perlas. Ojalá les respeten las lesiones.

Mientras todo el foco se concentra en los fichajes, en la decisión de Aranzubia y las negociaciones con otros futbolistas, no se debe perder de vista ni menospreciar a jugadores de la plantilla con tibio protagonismo en los papeles. No habrá sitio para todos ellos en la plantilla, y quizás los más jóvenes tengan que buscar minutos en otros clubes para regresar con fuerza. Caparrós tiene la difícil misión de analizar en dos semanas a una plantilla con la que confundirse puede costar caro. El Athletic necesita un grupo largo y acertar con la proyección de sus canteranos. Dos años de malas decisiones deportiva han resultado fatales.