Los trapos sucios no se airean

Los trapos sucios no se airean

Ya sé que al pueblo, al aficionado rojiblanco, le encanta que se aireen los casos de indisciplina. Pero es una torpeza tremenda, porque sólo sirve para poner contra la pared a los futbolistas, que pasan a ser culpables para siempre. Cuando lo son y cuando no. Es lógico que haya tirones de oreja, sanciones, pero sin que trascienda desde el club. El vicepresidente Joseba Inchaurraga sacó tarjeta amarilla a dos leones ayer en Lezama por una salida nocturna. El propio Caparrós ya aireó veinticuatro horas antes que actuará con firmeza en estos casos, algo que no hace falta comentarlo. Se presupone incluido en el régimen interno del club.

Los mensajes que se emiten desde algunos medios de comunicación están demasiado abiertos a la equivocación. Por ejemplo, se involucró en esta affaire a Fran Yeste cuando el jugador estaba durmiendo en su casa antes de viajar a Barcelona para una revisión. Triste fue el episodio de ayer en que Del Horno fue amenazado desde la tribuna de entrenamiento por un aficionado. El defensa reaccionó mal, con rabia. Es humano, aunque el remedio es otro.