El Cádiz ha dejado marchar a dos jugadores que fueron referentes en las últimas temporadas del equipo. El momento de su marcha no es el más oportuno, los pupilos dirigidos por Calderón estaban en una línea ascendente de juego y el equipo había recobrado la autoestima, lo que permitía mirar con optimismo a los puestos que dan opción al ascenso de categoría. La victoria en Tarragona fue un espejismo, el equipo se vio privado del talento, de ese jugador capaz de buscar los espacios en los lugares más poblados de jugadores, que suelen ser los aledaños del área rival. Frente al Málaga el equipo trabajo muy bien, realizó un derroche físico encomiable, destacando Cristian y Raúl López, aunque al resto de compañeros expusieron todo su esfuerzo.

Haciendo un ejercicio de reflexión, cuando en los equipos de fútbol los jugadores que más destacan son sus laterales, es indicativo que las cosas no funcionan bien. En el peor Real Madrid de los últimos años, destacaban Roberto Carlos y Míchel Salgado, que fue el artífice que Beckham no rindiera plenamente. El peor Barcelona de los últimos tiempos tenía como jugador sobresaliente a Puyol y si en el Cádiz actual Raúl López y Cristian se han convertido en los principales actores, por encima de los centrocampistas creativos o de los delanteros, algo no está funcionando bien. Un equipo debe tener un portero seguro, buenos defensas, pero de mitad de campo para arriba, debe haber talento y el Cádiz ha dejado marcharse a dos de ellos.