Pero alguien duda de que en un modesto pueblo de Portugal un chaval y su madre pueden soñar con la posibilidad de vestir un día la camiseta del Madrid? La madre de Cristiano Ronaldo siempre entendió que el sueño de un futbolista empieza y acaba siendo la estrella del Santiago Bernabéu. Hoy, Cristiano tiene otros objetivos a corto plazo. Batir, por ejemplo, el récord goleador de George Best en una temporada con el Manchester, que está en 32 tantos. O ganar la Liga con un equipo joven y de enorme calidad. A medio plazo, igual su sueño consiste en levantar la Liga de Campeones al lado de Rooney, con quien tan bien se lleva. En los entrenamientos han jugado a ver quién celebra mejor el gol que lleva la tercera Copa de Europa a Manchester. Rooney dice que va a dar saltitos y Cristiano que volverá a poner los brazos en cruz diciendo: "Pues claro, he sido yo el que la ha ganado".

Pero luego están los sueños que empiezan en una calle de una pequeña isla de Portugal, esos en los que el goleador se llama Butragueño y el que la pasa es Michel, lo mismo que el joven ve en la televisión. Esos son los sueños que no siempre se cumplen pero que permanecen ahí, pendientes de un gesto esperado del club deseado y que requieren de: el traspaso adecuado, el momento adecuado, la estrategia adecuada. Puede que no sea este verano, pero si el Madrid sigue tocando la puerta de Cristiano que nadie dude de que éste la abrirá para enseñar cierta foto y cumplir un sueño antiguo. Otra cosa es convencer a Ferguson de que el futuro del United no pasa por el mejor jugador del club en los últimos 30 años.