Sepang no ha sido tan emocionante como Melbourne pero ha descifrado lo que nos va a deparar la temporada 2008: Raikkonen y Hamilton se van a jugar el título mientras BMW ya se postula como un equipo grande, Kovalainen le puede salir rana a Ron Dennis (tampoco va a ser el zopenco que buscaba) y Fernando Alonso se va a pasar el año mendigando algún punto que otro con su achacoso y decrépito R28, incapaz de superar hasta a Mark Webber y su Red Bull impulsado por un motor ¡Renault!

Me explican que Flavio Briatore tiene un plan para aliviar la actual situación, por lo menos para estar por delante de los Toyota y los Red Bull, es decir séptimo u octavo, lo que daría opción a mejorar cuando fallen BMW, Ferrari o McLaren. Pero mucho me temo que este Briatore no es el de las grandes ocasiones, le veo en franca retirada, lo que me hace sospechar que su único plan es encomendarse a la casta y calidad de Alonso y esperar a que suene la flauta en carreras como Mónaco. Pero lo que más me ha sorprendido de Malaisia es la madurez que ha mostrado el asturiano ante la adversidad, risueño y tranquilo como nunca, quizás más consciente que nadie de que poco más puede hacer con el R28. O quién sabe si detrás de esa calma se encuentra un Alonso que ya está pensando en Ferrari, en ese peculiar contrato que firmó con Renault que le permite quedar libre en 2009 pagando quince millones de dólares. Una posibilidad que entre la apatía de Renault y las torpezas de Massa puede hacerse realidad en cualquier momento.