Honor para Maurice Herzog

Honor para Maurice Herzog

Al final, no vino Carla Bruni. Pero no estoy decepcionado porque creo que he asistido al momento de gloria de un hombre que se lo merece. Cuando el chambelán advirtió con tono solemne: "Monsieur le President", el presidente Sarkozy avanzó por el salón del palacio del Eliseo hasta colocarse junto a las banderas de Francia y la Unión Europea. Entonces, Maurice Herzog, al que le habían traído una silla pues a su edad avanzada y sin dedos en los pies le cuesta estar mucho tiempo de pie, se levantó ceremoniosamente. Compartía protagonismo con otros nueve personajes a los que se les iba a condecorar. Fue un acto muy republicano, más cercano y abierto que otros a los que he asistido en nuestro país. Hay cosas que no me gustan de nuestros vecinos franceses, pero hay varias, importantes, por las que les admiro.

La fortaleza con la que se muestra el apoyo del estado laico y democrático a favor de personas que han destacado, es una de ellas. Las dos estrellas de la noche, sin duda, eran Maurice y un piloto de la Segunda Guerra Mundial, que se distinguió en Normandía a bordo de un Spitfire. El presidente fue leyendo la relación de los méritos de los premiados. Pero hizo algo más, que yo valoro especialmente pues sé cuán difícil es: dotó a su lectura de calor y emoción, con una entonación perfecta, sin un solo fallo, al tiempo que improvisaba o tenía un gesto cariñoso o una broma que compartía con el resto de los presentes. Tenía ganas de estar en esta ceremonia. Por muchas razones. Y una de ellas era comprobar si Sarko aguantaba la distancia corta, algo que no se transmite ni por televisión ni en fotografía. Y no me defraudó. Elevó la anécdota personal a título de valor colectivo: "Tu valentía de ayer, es la base de nuestra libertad", le dijo al aviador. Luego le tocó el turno a Herzog. "Eres un resistente, el héroe del Annapurna, el primer ochomil en ser conquistado. Pero también construiste el ministerio del Deporte y la Juventud, fuiste alcalde de Chamonix, miembro de la Asamblea Nacional y del Comité Olímpico Internacional" Pude ver que Maurice, al que tenía muy cerca, emocionado, asentía. Por último, le dijo que era un hombre al que sentía muy próximo y le tenía por un verdadero amigo. Mientras le imponía la medalla de Gran Oficial de la Orden de la Legión de Honor, pensé en lo que me acababa de contar Maurice: "A pesar de que es una condecoración personal, me acordaré de mis compañeros del Annapurna, sobre todo de Lionel Terray que fue como un hermano". Sonreí para mis adentros, porque a pesar de que, por lo general, en la historia de la aventura, no suele haber el "reconocimiento y gloria", que Shackleton prometió a sus hombres, en este caso Francia sí estaba cumpliendo con uno de sus mejores héroes: el vencedor del Annapurna. Y se lo merecía.

Sebastián Álvaro es director de 'Al Filo de lo Imposible'.